Cuanto más escondes, más te observan (Hugo & Adeline)

Algunos chicos de Hufflepuff habían tenido la idea de reunirnos en el caldero, bueno, más que idea me habían arrastrado para aparecer por allí, una nacida de muggles como yo, súper callada y tímida tampoco pintaba mucho allí por más que fuesen mis compañeros, aunque bueno, se suponía que tenía que cumplir con la gente, compromiso social... Al fin y al cabo era mi madre quien me había convencido para venir, y eso que ella no sabía lo que los puros de sangre nos trataban a los muggles, bueno, a los nacidos de muggles mejor dicho.

Habíamos aparecido solo Hugo y yo, que los demás se habían retrasado o no sé qué historia, tampoco tenía mucha confianza con esa gente como para enterarme de todo si al fin y al cabo no me iba a afectar directamente... Hasta que por la ventana reconocí a una persona, lo cuál me hizo fijarme más a fondo porque de primera vista solo me resultaba familiar con una melena rubia ondulada, no podía ser, al menos no lo creía si por esas fechas era lo más normal. No obstante parpadeé una vez y la perdí de vista, aunque no por mucho tiempo ya que entró y se dirigió hacia nosotros. Como acto reflejo al escuchar su voz me levanté. -Hola.- Saludé desde mi sitio.

OFF: Perdonad la mierda de post que he hecho, pero la inspiración hoy se me escapó volando y no volvía D:

¿Que mas podía pedir Hugo que pasar un tiempo con sus compañeros? Nada, supongo. De todas maneras, el tejón prefería pasar más tiempo fuera que dentro de casa, el aire libre era lo que más amaba, aunque prefería el Invierno por encima del verano, pero él no controlaba las estaciones. El caso es que había quedado en el Callejón Diagon, más en concreto en El Caldero Chorreante. A veces Hugo se preguntaba porque tenía que ser puntual pues solamente habían llegado Adeline y él al local, no le molestaba pero no sabía de que hablar con ella, parecía ser tímida y algo callada, pero Hugo, quién parecía ser sumamente extravagante, no decía una palabra, tan solo miraba por la ventana esperando la llegada de los demás. Se echaba el pelo hacía atrás, empezaba a pensar que aquello era una manía que estaba cogiendo y que estaba tratando de evitar, casi parecía un Sly por preocuparse de su imagen, o más bien de sus cabellos.

Aún así, trató de "romper el hielo" que había entre ambos pero no le dio mucho tiempo, se fijó en que una persona familiar se paseaba por allí, ¿de quién se trataría? No lograba recordar de quién se trataba hasta que se acercó y saludó a ambos magos. — ¡Hey! — Saludó con energía a la antigua profesora de vuelo que tuvo en los cursos anteriores, y quién, por supuesto, debía agradecer por haberle enseñado ya que de no ser así no estaría en el equipo de Quidditch de su casa. — ¿Que le trae por aquí, profesora Isble? — Sonriente preguntó aquello, lo típico que una persona preguntaría de encontrarse con otra, aunque Hugo era un tanto "especial" y a veces se salía de las riendas de lo que era la amabilidad y preguntaba sin cortarse mucho, la sinceridad la tenía por todas partes, no se callaba nada, al menos eso dice él. Al contrario que Adeline, su compañera, Hugo se quedó sentado y sin intenciones de levantarse de su sitio, ¿para qué? Aquel muchacho seguía sonriendo sin percatarse de que ella se había levantado.

Me había sonrojado cuando Teba se quedó mirándome fijamente más de lo que hizo con Hugo... ¿Por qué? A parte de mi timidez propia que ya de por sí me ruborizaba cuando alguien me miraba fijamente, la vergüenza que me había dado ser la única que se había levantado era un típico momento de aquellos en los que la expresión muggle tan usada de "Tierra trágame" cobraba sentido. Unos segundos más tarde reaccioné y me senté rápidamente, fingiendo que no había pasado nada o que nadie hubiese visto nada pero ya había visto cómo más de una persona se había quedado fijamente observándome ante un comportamiento tan raro, de hecho, alguna que otra risa de fondo aunque desconocía que fuese yo el motivo u otra cosa.

Como siempre, nunca era el foco de las conversaciones grupales, algo que me encantaba, hablar solo cuando me dirigían la palabra o tenía algo que decir. Estaba claro que no siempre era así, cuando cogía confianza con una persona podía desmelenarme, ser una chica extrovertida, desde cierto punto de vista, y quizá un poco "pepita grilla" citando aquel cuento muggle en el que salía ese insecto que les decía a todos lo que no tenían que hacer para meterse en líos. Aunque solo unas pocas personas tenían conmigo esa confianza.

Mi mirada perdida sobre uno de los vasos vacíos de la mesa, uno de aquellos vasos de agua que me había tomado mientras estaba esperando a que apareciesen los demás, aquella costumbre mía de llegar la primera a todo... Hasta que escuchar mi nombre, o mejor dicho, mi apellido me hizo volver en mí y dejar de distraerme para volver a centrarme en la conversación. -Oh, pues... Estábamos esperando a algunos más de nuestra casa, profesora.- Contesté, acordándome inmediatamente de que no debería añadir lo de profesora, no estábamos en clase pero al escuchar cómo nos llamaba por los apellidos era un acto reflejo.

OFF: No podía dormir, así que respondí, si véis alguna incongruencia o algo no me lo tengáis en cuenta, me decís y edito <3 xD