¿Tú otra vez? #Charles.

Todo mundo sabe que es una estupidez comprar tus materiales escolares uno o dos días antes de entrar a clases por lo que mi familia y yo no éramos la excepción, se podían a ver a todos los Dyer corriendo por todo el Callejón Diagon a la velocidad luz pero ahora que había decidido pasar las vacaciones con mi abuelo todo eso cambio. Una semana antes de que comenzaran clases decidió que era el momento justo de hacer las compras, no dije nada pero mi cara podía expresar mi “emoción”.

– Anda querida, si terminamos temprano podemos ir por algún helado. –

Como si fuese una pequeñuela de cinco años, a veces me preguntaba si Alistair tuvo que pasar por lo mismo que yo había pasado, mientras caminaba no podía evitar preguntarle a mi abuelo sobre el paradero de mi hermano pero su respuesta era la misma de siempre “Pronto lo veras.” ¿Cuándo? ¿Cuándo tenga ochenta años y utilice bastón para caminar? La paciencia jamás fue uno de mis grandes atributos y es ahora cuando más me lamento de no tenerla.

Nuestra primera tienda fue Flourish & Blotts me agrada el olor de ese lugar, el olor de las paginas tanto viejas como nuevas era enigmático, mire a mi abuelo toparse con unos conocidos,  les mire rápidamente pues mis ojos querían seguir admirando las enormes pilas de libros que se encontraban acumuladas cuando la voz de mi abuelo me distrajo. – Deliah, ¿Conoces a Charles? ¿Hijo de los Mulciber? –

Fruncí el ceño, el solo recordar su nombre hacía que mi bilis aumentara. – Si es un pe… – Pero antes de terminar mi frase estaba todo el ejercito Mulciber ante mi. – Perfecto chico. – Dije finalmente dedicando una pequeña sonrisa, el mismo Charles no había cambiado creo que incluso se había puesto mucho más alto, en fin lo alto no le quitaba lo tonto. Decidí ignorarle contando los minutos para que mi abuelo dejase de conversar con ellos .  

– Deliah ¿Por qué no vas escogiendo tus libros? Tal vez Charles quiera ayudarte ¿O no es así muchacho? – Mire a Charles esperando que se negase, no quería pasar otro rato con él pero el simplemente asintió ¡Increíble! Apreté mis dientes sintiendo como rechinaban y sonreí tomando la lista.

Camine en compañía de aquel chico, no podía contenerlo ni un minuto más y aquel vomito verbal salió por si solo. – ¿Qué planeas? Por que si es arruinarme el día, te deseo buena suerte. – Mis palabras salieron como navajas apuñalándole sin piedad mientras apresuraba el paso perdiéndome en alguno de los pasillos del lugar, digo por en algún momento quería soltarle otro golpe al chico Mulciber más vale no tener testigos en el crimen.

Jodida. Fue la primera palabra que apareció en mi mente al saber con quien tenía que convivir en los próximos minutos, esperaba que en eso se quedara en minutos y no se volviesen horas, no me daba cuenta hacia donde me dirigía simplemente quería alejarme de aquel serpiente pero era imposible ya que él me seguía caminado al mismo paso que al mío.  En el momento que dijo que sería un placer ayudarme tuve unas enormes ganas de lanzarle un libro en su cara pero tenía que contenerme no podía hacerlo ó al menos no enfrente de su familia.

No pude evitar soltar una risa sarcástica marcando efusivamente mis “Ja” con cinismo. – ¿Como lo supiste? Es justo lo que quería hacer. – Mi sarcasmo podía notarse a miles de kilómetros de distancia, no tenía caso hablar con alguien como Charles a quien solo le divertía torturar pobres elfos y regocijar de lo importante que era su familia. De pronto él se coloco frente mío, me reí al recordar el golpe pero mi rostro cambio cuando comenzó a acercarse hacía a mi, mis mejillas se coloraron pero fue algo que podía controlar. Entre cerré mis ojos mirándole ojear los libros cercanos a nosotros. – Si bueno me preocupe porque no quería parar en Azkaban por asesinato. – Camine hacía él haciéndome la desinteresada suprimiendo mis deseos por no armar un alboroto y luego saque la lista. – Aunque hubiera sido mejor haberte matado. – Dije mirando la lista de libros que habían pedido esté año, eran más que el año pasado.

Comencé a buscar el primer libro de la lista, aquel libro se encontraba un estante arriba busqué con la vista algún banquillo para poder subirme, suspire. – Se de ayuda y pásame ese libro. – Cruce mis brazos sobre mi pecho esperando.