Butterbeer and catching up — Ishtar

La chica se admiró una última vez en el espejo de cuerpo completo ubicado en su habitación, antes de volver a su cama donde reposaba una carta , unas grajeas Bertie Bott de todos los sabores y un libro voluminoso que había estado leyendo antes de alistarse. Guardo estos tarareando una pegadiza canción que había escuchado repetidamente en la radio ese verano. Se encontraba de un humor especialmente bueno, incluso había logrado hacer oídos sordos cuando su hermana pregunto si iría a una "reunión de fenómenos". Y todo era debido a la carta que había recibido hace una semana durante el almuerzo.

Edgar, su lechuza marrón había llegando aleteando por el comedor de la familia, aterrizando junto a su plato de pasta con una carta atada a su pequeña pata. Esta tenía la inconfundible letra de Ishtar, una muy buena amiga suya ubicada en la casa Ravenclaw de su mismo curso. Con curiosidad la chica había esperado a tener el estómago lleno antes de abrir el sobre en su recamara y leer con cierta emoción las buenas nuevas de su amiga, a quien hace mucho tiempo no veía. Había tanto que contarse y al parecer la rubia pensaba lo mismo, pues la había invitado el día siete de agosto a beber algo en las Tres Escobas. Con gran rapidez, la pelirroja había tomado su pluma, el tintero y un pedazo de pergamino, redactando con su pulcra caligrafía la respuesta, antes de atarla a la pata de su ave mensajera y verla desaparecer desplegando sus alas en el cielo nocturno.

Exactamente siete días después se encontraba ahí con un casual atuendo muggle compuesto de una linda blusa verde y unos jeans. Bajó las escaleras y see despidió de sus padres rápidamente antes de cerrar la puerta y caminar a una sección algo oculta de su jardín, libre de miradas curiosas. Girando sobre si misma y cerrando sus ojos, pensó con gran concentración su destino y después de que la embargara una desagradable sensación en su cuerpo se encontraba ahí, materializada en el alegre pueblecillo de Hogsmeade.

No tuvo que caminar mucho para llegar a la conocida puerta de madera. Con un chirrido esta se abrió y Lily entró con su clásico andar y se sentó en una mesa visible desde la entrada. Al parecer su acompañante no había llegado todavía. Con tranquilidad se sentó y se dispuso a examinar el lugar, feliz de encontrarse en su ambiente, en el mundo mágico. No había muchas personas en el establecimiento, suponía que estando los estudiantes de Hogwarts en sus casas por vacaciones, este perdía cierta clientela. Tomó un ejemplar del día del Profeta que alguien había dejado olvidado ahí y se dispuso a leer las más recientes y misteriosas desapariciones antes de que la Ravenclaw llegara.

Se retocó una vez más el maquillaje antes de darse por satisfecha. No solía pintarse y las pocas veces que lo hacía se conformaba con ponerse unos pocos polvos para ocultar las ojeras y que no se notase la palidez de su rostro. Daba igual que estuviera en vacaciones, Ishtar seguía repasando sus libros de texto cada noche antes de caer rendida en los brazos de Morfeo. Su padre ya la había regañado más de una vez cuando la había pillado bajo las sábanas de su cama con una linterna encendida. "A veces, podrías parecerte un poco más a tu hermano" le había dicho la última vez que la encontró, sorprendido con aquellas palabras a la joven. Suponía que se refería solo al ámbito de los estudios, pues no había que ser un genio para intuir que Jake no había tocado un solo libro en todo el verano. Se la pasaba gastando bromas y molestando a los vecinos, cosas en las que se emplea demasiada energía como para ponerte a estudiar una vez llegas a casa.

Sonrió a si misma una vez estuvo del todo lista y se colgó su bolso del hombro antes de salir de la habitación. Se encontró a su hermano en el pasillo, parecía demasiado concentrado en preparar una de sus bromas y a pesar de que el sentido común le decía que le echase una reprimenda antes de salir, prefirió que era mejor no intervenir o lo único que conseguiría era un interrogatorio de a donde tenía pensado ir ella sola. Y estaba segura, de que si le decía que iría a Hogsmeade, intentaría hacer todo lo posible por acompañarla, incluso lo veía capaz de seguirla de alguna forma. Por eso pasó de largo por el pasillo y bajó al salón, donde su madre se encontraba tejiendo una bufanda en pleno verano. Sonrió por esa escena, su madre era una mujer muy previsora, una cualidad que la propia Ishtar había heredado. Una vez se despidió de ella, se apresuró a abandonar el lugar.

Se encontraba frente a Las Tres Escobas, una sonrisa se dibujó en su rostro una vez tuvo visión de aquel local. Tanto tiempo sin visitar aquel sitio hacía que le trajesen buenos recuerdos. Abrió la puerta y se apresuró a entrar en el lugar, buscando con su mirada la cabellera pelirroja de su buena amiga Lily. No tardó en localizarla, era demasiado llamativa como para no verla. Parecía que no se había dado cuenta de su llegada pues la veía muy ensimismada echándole un ojo a el Profeta. Se acercó por detrás con sigilo, y una vez estuvo situada a su espalda le tapó los ojos con ambas manos. — ¿Quién soy? — preguntó cerca de su oído de forma misteriosa y tras soltar una carcajada, rodeo con los brazos a su amiga — Te he echado de menos, Lily — susurró.